Bienvenidos a la movilidad del futuro

Hace apenas una década, hablar de coches eléctricos o autónomos sonaba a quimera, a una ensoñación similar a la que en su día supusieron los coches voladores de Regreso al futuro II. Sin embargo, no hay que mirar la prensa especializada para ver que, si bien hoy en día no son dominantes, sí estamos asistiendo al nacimiento de una nueva era, el comienzo de una etapa que llega con una gran cantidad de cambios y que empieza por una importante redefinición de conceptos.

El principal y que engloba a todos los demás es el de la movilidad en sí. La relación entre todos los actores que la componen cambiará: conductor, vehículo, peatón e infraestructura pasarán a estar interconectados, desdibujando las fronteras por las que nos hemos regido hasta ahora y dando lugar a un todo que se caracterizará por la automatización y la fluidez, lo que redundará en un beneficio global.

Los coches ya conducen solos

Lógicamente, para llegar a ese punto primero hay que preparar a cada uno de los participantes. La industria de la automoción está volcada en la parte que le toca: la conducción autónoma. Como cabeza de playa está Tesla, a todas luces la marca de coches más viral de esta época techie en la que vivimos. Su conocido Autopilot es la referencia del sector, siendo el sistema más avanzado y que, aún teniendo cosas por pulir, puede valerse por sí mismo bajo ciertas circunstancias. Sin embargo, no está sola: Citroën ya ha realizado su primer viaje en carretera abierta en un coche sin conductor, Nissan ya va por la versión 2.0 de su sistema ProPilot, Ford trabaja en un proyecto que espera poner en la calle en 2021, tanto los nuevos Mercedes Clase S como Audi A8 utilizan ya funciones autónomas… Los coches autónomos acaban de dar sus primeros pasos, como quien dice, pero alcanzarán el final del trayecto que deben recorrer, claramente definido en cinco fases, en menos tiempo del que nadie hubiera podido imaginar hace unos años.

Para que el sistema funcione no basta con que cada vehículo sea consciente de sí mismo, también es necesario que tenga presente todo lo que le rodea, algo en lo que son clave la comunicación coche a coche y coche a infraestructura, más conocidos por sus siglas en inglés V2V y V2I.

La idea es que compartan información entre ellos, algo que a día de hoy se hace para avisar a los conductores de las condiciones del tráfico o meteorológicas, pero que con los coches autónomos permitirá que estos puedan trazar rutas alternativas en caso de accidentes o carreteras bloqueadas. Su repercusión más importante, sin embargo, será en el ámbito de la seguridad: recibiendo y enviando datos de manera continua, serán capaces de reaccionar mucho más rápido en todas las situaciones, desde arrancar al ponerse en verde el semáforo, lo que aliviará los atascos, hasta evitar accidentes. El principal problema para la implementación de este tipo de comunicaciones ya está prácticamente solventado, puesto que con las redes 5G se manejan tiempos inferiores a 10 milisegundos.

Transporte de ciencia-ficción

Veremos evolucionar la movilidad que hasta ahora conocemos, pero el avance técnico y tecnológico abre las puertas a alternativas que antes ni se osaban plantear. Retomando Regreso al futuro, los coches voladores serán una realidad en menos de una década. Numerosas empresas están desarrollando sus modelos: Aeromobil 3.0, Vahana, Lilium-Jet… Incluso fabricantes tradicionales como Daimler se interesan por el mercado, el grupo alemán se ha hecho con el Volocopter, un cruce entre helicóptero y dron 100% eléctrico con el que espera lanzar una flota de taxis voladores dentro de cinco años. Preocupa, eso sí, la ausencia de un marco legal para este tipo de vehículos, aunque es algo que se está trabajando en crear, al menos al nivel europeo, con myCopter.

Pero tampoco es necesario mirar al cielo, avances revolucionarios están a la vuelta de la esquina, siendo uno de los más destacados Hyperloop, el llamado “tren del futuro”. El primer prototipo español de este tren forma parte del Proyecto Zeleros, creado por un grupo de estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia, encabezados por David Pistoni y Fernando Galtier. Este proyecto, que ganó el premio Santander Yuzz Jóvenes con ideas Valencia 2017, propone el transporte por tierra utilizando cápsulas que viajen por túneles a velocidades de entre 300 y 1.000 kilómetros por hora. Para alcanzar dichas cifras la cápsula levita gracias a la atracción magnética, minimizando el roce, y una turbina situada en el frontal absorbe en aire que encuentra, expulsándolo por la parte trasera y consiguiendo así impulso. Cada una tiene capacidad para unas 30 personas, aunque también se podría aplicar al transporte de mercancías.

FUENTE: https://elpais.com/economia/2017/09/26/actualidad/1506423309_273880.html